Si hablamos de vejez, estamos hablando de un proceso que se vive
desde el nacimiento y que se caracteriza por diferentes cambios, tantos
físicos, mentales y sociales que suceden a lo largo de la vida. Estos cambios
determinan a los seres vivos desde que nacen hasta que llegan a este último
periodo, que se tiene como el periodo final, el cual debe ser tomado como un
proceso natural e inevitable.
Si se observa desde una perspectiva más biológica, se puede decir
que el envejecimiento afecta tanto al cuerpo como a los sistemas que lo
conforman, como el nervioso, el muscular,
respiratorio y fisiológico, partiendo desde la unidad estructural y
funcional que es la célula que conforma a estos, como así también las
capacidades intelectuales, psicológicas y cognitivas. Esto se debe a la acción
del tiempo sobre los seres vivos.
Muchos piensan que la vejez es sinónimo de deterioro, dependencia,
enfermedad y discapacidad conceptos que están dentro de la sociedad y que
preocupa a muchos, esto es lo que lleva a la necesidad de vivir por mucho
tiempo más.
Un tema que abre un gran paréntesis de lo imposible y relacionado a
envejecer y morir, es la inmortalidad, la vida eterna. Podemos decir que es
tema muy discutido en este tiempo, donde se pueden ver diferentes enfoques o puntos
de vista. Uno de ellos que abordaremos es la religión, que siempre ha intentado
aliviar esta inquietud, de que es posible combatir la muerte, de vivir una vida
eterna, de renacer en otro mundo, pero
esto lleva a una gran discusión con en el mundo actual, desde una perspectiva
más realista. Los científicos son los encargados de buscar los métodos de como
poder prolongar eternamente la vida humana en lo terrenal, no en lo espiritual.
El objetivo primordial de estos científicos es impedir ese inevitable deterioro
progresivo al cual estamos condenados todos los seres vivos, “la vejez”.
“Todos los seres
humanos sentimos un “ansia de no morir”, un “hambre de inmortalidad”, un
“anhelo de eternidad”.”
Unamuno.
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